domingo, 15 de febrero de 2015

Escuela de Cristo


La iglesia más desconocida está en el barrio más turístico de la ciudad. Barrio de Santa Cruz: un azulejo con un Crucificado que no procesiona en Semana Santa nos señala los muros que acogen a la Escuela de la Natividad, una de las tres escuelas de Cristo que tuvo Sevilla. El origen de estas instituciones hay que buscarlo en la acción de San Felipe Neri, fundándose la primera escuela de nuestro país en Madrid, en febrero de 1653. Su lema se basaba en el Evangelio de Mateo: «Vuestro maestro es uno solo: Cristo», siendo por tanto un instituto de perfección cristiana que permitía la participación activa de los seglares en pleno siglo XVII.

En Sevilla existió la Escuela del Espíritu Santo (1662), la de la Natividad (fundada en 1793 en al convento de San Francisco, pero trasladada poco después al lugar actual. y la Escuela de San Hermenegildo (fundada en 1798). Sus austeras reuniones eran dirigidas por un «padre obediencia», que dirigía la oración, la meditación y la mortificación de los hermanos que se sentaban frente a frente en la oscuridad de la capilla. Según las reglas generales, el número de hermanos no podía pasar de setenta y dos, cifra que se consideraba la de los enviados de Cristo. Durante los ejercicios, presididos por un Crucificado y una imagen de la Virgen, se ponía «al pie del altar dos calaveras y huesos de muertos, y dos manojos de disciplinas».

La estampa de vanitas viviente la completaban «una mesa pequeña y baja con una calavera, las constituciones, las cédulas de la meditación, una pila de agua bendita, un reloj y una campanilla». Las meditaciones podían incluir el beso de la calavera y la mortificación física con flagelos. De esta estampa barroca, mantenida hoy sólo en la liturgia pero con las disciplinas olvidadas, la capilla de la Escuela de Cristo actúa como escondido recordatorio. Accesible por una pequeña placita anexa a la parroquia de Santa Cruz, es una pequeña capilla de fines del siglo XVIII con una sola nave y clásica portada al exterior. Fue edificada en 1798, cubriéndose con bóveda baída en la cabecera y cañón con fajones y lunetos en el resto. Tras flanquear su portada de frontón roto, en el acceso se puede contemplar en una vitrina un excelente Nacimiento cercano a la estética de Roldán o do su hija Luisa, llamando la atención un mueble ya en desuso con el organigrama de los diferentes cargos de la institución.

Su austero interior está presidido por un retablo neoclásico que acoge una notable talla de Juan de Astorga, el Crucificado de la Providencia (1819-1820). Se trata de una obra de formas académicas, una talla de Cristo muerto, sin apenas sigma de violencia, que sustituyó al antiguo Crucificado de los Mulatos, hoy Cristo del Calvario. A sus pies se sitúa la Mater Misericordiae, imagen de la Virgen arrodillada realizada por Cristóbal Ramos en 1798. El resto de Iglesia apenas tiene ornamentación, salvo una copia contemporánea de la de los Reyes y un recuerdo del excelente cuadro del Calvario de  Lucas Cranach que fue propiedad de la institución y que hoy se expone en el Museo de Bellas Artes.

Los bancos austeros en paralelo, la calavera guardada en un cajón, el solideo del cardenal Spínola (que fue padre obediencia de la institución), las reliquias, y el austero ambiente, hacen que la Escuela Cristo sea el recuerdo más puro de la religiosidad de siglos pasados. Aunque en su oscuridad ya no se oigan los azotes...

Del libro Iglesias de Sevilla de Manuel Jesús Roldán. Ed. Almuzara 2010