El Hospital de los Venerables Sacerdotes
fue fundado por Justino de Neve en 1675 como asilo de todos aquellos sacerdotes
enfermos, ancianos o transeúntes. Se trata de uno de los edificios más
importantes del barroco sevillano, obra de Leonardo de Figueroa. Está situado
en pleno corazón del barrio de Santa Cruz. El edificio fue cedido en 1991 por
el arzobispado y la hermandad de los Venerables a la Fundación Focus-Abengoa
(Fundación de Cultura de Sevilla), quien restauró y acondicionó el edificio
para nuevas funciones.
El edificio consta de dos plantas y está
integrado por el templo y lo que fue la residencia. El hospital se articula en
torno a un gran patio al que se accede a través de la plaza de los Venerables.
El original patio cuenta con galerías de arcadas circulares decoradas con
azulejos, conjunción de influencias entre claustro conventual y patio
sevillano. El patio se completa con una fuente central rodeada de una
escalinata concéntrica descendente, estructura original motivada por problemas
de abastecimiento de agua en el asilo. La escalera está cubierta por una bóveda
elíptica decorada con yeserías barrocas. Una vez se entra en la iglesia, se
accede a una sola nave rectangular cubierta por bóveda de medio cañón con
lunetas y arcos fajones. La iglesia fue consagrada a san Fernando en 1698 y
destaca por su decoración a base de pinturas murales en el presbiterio y la
sacristía, realizadas por Valdés Leal. También la bóveda y los muros de la nave
tienen murales, ejecutados éstos por Lucas Valdés. El Retablo Mayor está
presidido por un gran lienzo donde se escenifica la Última Cena de Cristo,
realizada también por Lucas Valdés. Contiene esculturas de gran valor, como las
de San Fernando y San Pedro, realizadas por Pedro Roldán, y las de San Esteban,
obra de Martínez Montañés.
El Hospital de los Venerables constituye
una de las edificaciones mejor conservadas en su totalidad de la arquitectura
sevillana de la segunda mitad del siglo XVII, fase de desarrollo del estilo
barroco.
La construcción de este singular edificio
comenzó en 1676, bajo la dirección del arquitecto Juan Domínguez, concluyéndose
en 1697, bajo la dirección de Leonardo de Figueroa.
En la calle Jamerdana, se alza la fachada
del templo, pero la entrada al edificio se realiza por la Plaza de los
Venerables, donde se entra a un bello apeadero que conduce directamente al
patio central. A la derecha de este apeadero, a través de un cancel, se situaba
la casa del administrador de la institución que ocupaba anteriormente el
edificio, abarcando dos plantas, que ahora alberga los despachos de dirección y
la Sala de Juntas.
La zona central del edificio la ocupa un
bello patio mezcla de claustro conventual y patio de casa sevillana, adosándose
al lado norte la iglesia, que ocupa todo este frente. Este patio principal es
la pieza arquitectónica de mayor belleza e interés del Hospital y sus
características actuales son idénticas a las del momento de su construcción,
salvo algunas pequeñas modificaciones de solería y alicatados posteriores. Su
planta es cuadrada, con galería abierta en la parte inferior con arquerías que
se asientan sobre columnas de mármol de orden toscano con base ática, de modelo
vignolesco.
La mezcla de colores del conjunto, tanto
en el patio como en las fachadas, entre el blanco de la cal y el rojo del
ladrillo de pilastras, arquitrabes y cornisas, las primeras con vitolas muy
marcadas, dan una gran unidad estética al conjunto y una visión cromática muy
característica.
Descripción
El segundo cuerpo de este patio está
cerrado y se abre al exterior a través de balcones situados sobre el eje de los
arcos inferiores. Entre los vanos se alzan pilastras de ladrillo vitolado que
caen a plomo sobre las columnas del cuerpo inferior.
La galería baja se encuentra a un nivel
más alto que el centro del patio, donde se encuentra una fuente rodeada por una
escalinata concéntrica de ladrillo y azulejos de peculiar estilo. Problemas de
abastecimiento de aguas al Hospital motivaron esta solución muy original,
debido a la altura a la que se situaba la construcción. La bella pila central
fue diseñada por Simón de Pineda y labrada por Francisco Rodríguez, la
azulejería primitiva del patio fue realizada por el maestro Melchor Moreno.
En el costado oriental del patio se
ubicaba la Enfermería baja, hoy Sala de Exposiciones. Esta estancia es un gran
salón rectangular con arquería central y cubierta plana. En las enjutas de los
arcos florece una carnosa decoración de yeserías con símbolos del papado
relacionables con la advocación del Hospital de San Pedro.
La planta alta, también Sala de
Exposiciones, repite la disposición de la inferior y fue destinada para ser
habitada en las estaciones frías del año. Quizá pueda significarse en ella la
Enfermería alta, situada sobre la anterior, directamente comunicada con el coro
de la iglesia y, en el ángulo sudeste, la torre mirador superior al refectorio
alto, cubierta con armadura de estilo mudéjar.
Detalle Azulejo de Reflejo metálico.
Realizado en Triana fines S.XIX. sacristía Iglesia del Hospital de los
Venerables. Fundación Focus-Abengoa. Sevilla
Detalle Azulejo de Reflejo metálico. Realizado
en Triana fines S.XIX. sacristía Iglesia del Hospital de los Venerables.
Fundación Focus-Abengoa. Sevilla
Arquitectónicamente la Iglesia del
Hospital de los Venerables, usada ahora como Auditórium musical, enriquecida
además con la construcción de un nuevo órgano, responde al tipo tradicional
sevillano de la segunda mitad del siglo XVII. Es decir, templo de planta
rectangular, de una sola nave, encajonada, cubierto con bóveda de medio cañón
con lunetos y arcos fajones, mientras que el crucero, levemente acusado en
planta, se cubre con una media naranja gallonada y encamonada, sin tambor, que
no se trasdosa al exterior, pues está cubierta por un tejado a cuatro aguas con
buhardillas. Su interior ofrece el interés de la utilización de capiteles en forma
de ménsulas.
Toda la iglesia se encuentra pintada,
tanto paramentos verticales como techos, desarrollando por Valdés Leal y su
hijo Lucas Valdés, un riquísimo programa iconográfico, seguramente auspiciado
por el canónico impulsor de las obras D. Justino de Neve, con una clara
estructura eclesialógica, pretendiendo devolver autoridad moral a la Iglesia y
dignidad a la jerarquía y al clero, siendo notable la que decora el techo de la
Sacristía, donde también podemos ver una espléndida cajonería que sirve para
guardar ricos ternos sagrados. No hemos de olvidar las diversas piezas de
orfebrería que conserva la institución.
Así mismo, cabe resaltar las magníficas
esculturas de San Pedro y San Fernando, obras de Pedro Roldán, situadas al pie
de la nave debajo del coro, los retablos debidos a Juan de Oviedo, el púlpito
con ricas maderas y mármoles policromados de Francisco de Barahona, las
originales y bellísimas piezas de plata y coral exhibidas en urnas de las
pilastras, las urnas relicarios de madera dorada que están en el presbiterio,
los cuatro cobres de procedencia flamenca, las pinturas sobre mármol de la
Inmaculada y de la Virgen con el Niño debida ésta a Sassoferrato, etc. Muy
importante es la Virgen de Belén en la parte central del altar mayor.
Otras dependencias, como el Refectorio y
la Sala de Cabildos de invierno, piso superior, se han convertido en sede de la
Biblioteca y del Gabinete de Estampas.