sábado, 7 de marzo de 2015

El Castillo de San Jorge




El castillo de San Jorge fue una fortificación medieval construida en el margen Oeste del río Guadalquivir, en Sevilla, que fue usada también como sede y prisión de la Inquisición Española. Se encuentra en el barrio de Triana. Junto al mercado de abastos se encuentra el Callejón de la Inquisición, que formaba parte de la fortificación y que en la actualidad comunica la calle Castilla con el paseo Nuestra Señora de la O.

Sus orígenes son antiguos pero inciertos, quizás de la época visigoda, cuando se levantó en el lugar algún tipo de construcción de tipo defensiva para la ciudad.

En 1.171, Abu Yacub Yusuf, rey de Sevilla, mandó construir el puente de barcas amarrando las gruesas cadenas a los muros del castillo. Durante casi siete siglos fue la única comunicación de Sevilla con Triana, el Aljarafe y la Sierra Norte. De sólo siete años más tarde son las noticias ciertas sobre este castillo, que refieren su ataque al mando del infante don Sancho. No obstante, sería finalmente el rey Fernando III quien, con la ayuda de la flota de Ramón Bonifaz que rompió las cadenas y con ello la barrera del puente, el que conseguiría su toma y ocupación, junto con la de toda la ciudad, cuando ésta cayó en poder de su ejército de reconquista en el año 1248.

El castillo, tras esa fecha y hasta el año 1280 perteneció a la Orden Militar de San Jorge, y fue sede de la primera parroquia de Triana. A partir de entonces, y hasta casi la mitad del siglo XV su gobierno estaría reservado a los sucesivos alcaides asignados para ello, personajes de gran relevancia, dado el alto valor defensivo que suponía este castillo para Sevilla. A partir de 1450 su importancia como elemento defensivo iría disminuyendo con los años, siendo abandonado hasta que en el año 1481 se estableció en él la sede de la Inquisición.

La pesquisa secreta -la verdadera inquisición- se llevó a cabo en el castillo de Triana: allí eran metidos los reos, donde el Tribunal los sometía a interrogatorio y en su caso a tormentos; allí también aguardaban su ejecución los relajados al brazo secular. La burocracia inquisitorial no dispuso de mucho espacio en el castillo: consta que los inquisidores Corro y Monte tuvieron ásperas diferencias por una camarilla, prueba de que apenas había holgura para rebullirse; y provocó envidias el despacho unipersonal del notario Domingo de Azpeitia. La cárcel era malsana, por húmeda o por calurosa, dependiendo del piso donde tocara la celda.

Esta institución se mantuvo en este lugar hasta 1626, año en el que lo abandonó por el continuo deterioro de sus muros debido a las fuertes crecidas con que a veces arreciaba del río, siendo concedido entonces al Conde Duque de Olivares, que se ocuparía de su reparación y cuidado y de la vigilancia sobre las mercaderías realizadas a sus puertas; y sólo hasta 1639, año en el que volvió a ser sede de la Inquisición hasta su marcha definitiva en 1785.

Posteriormente se donó a la ciudad el castillo para que pudiera abrir un paso desde el Altozano hasta la calle Castilla, levantando casas a ambos lados, para lo cual se demolieron sus dependencias, quedando parte de él en solar.

En 1823 se instala en el solar del Castillo el Mercado de Triana, que ha seguido en funcionamiento hasta la actualidad con sucesivas reformas. Bajo el Mercado se llevaron a cabo numerosas excavaciones arqueológicas, que concluyeron en la necesidad de musealizar los restos.

Convertidos sus restos en un centro de interpretación y museo de la Inquisición, sobre las ruinas se edificó el actual mercado de abastos de Triana.


En 2009 el Ayuntamiento de Sevilla inaugura el proyecto del Castillo de San Jorge, creando así un centro de interpretación, el Centro Temático del Castillo de San Jorge sobre la opresión religiosa, social y cultural que ejercía el Tribunal de la Inquisición, instaurado en Sevilla por los Reyes Católicos. Este museo se ha ubicado en los restos de la cripta del castillo, situado en el Mercado de Triana.

El Centro dispone de una sala sensorial donde, gracias al juego de videoinstalaciones, se recrea la atmósfera de indefensión de las víctimas y abusos de poder de los inquisidores. En la parte inferior, el recorrido transcurre hacia la antigua barbacana por una pasarela desde la que se pueden observar los restos arqueológicos conservados, como el pavimento de las calles que conducían al puente de barcas, la vivienda del notario o la sala de Audiencias.

El recorrido termina en el panel de las víctimas, instalado sobre el muro de la antigua cárcel, con el relato de diversos casos reales.

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