viernes, 3 de julio de 2015

Iglesia Colegial del Divino Salvador



Aunque en su patio pueden apreciarse resquicios de la época romana y visigoda, fue levantada sobre los restos de la mezquita de Ibn Adabbas, la primera mezquita mayor de la Isbilya califal (siglo IX), de la cual aún se conserva parte de su patio de oración (sahn) y la base de su torre alminar.

Este centro religioso, así como su entorno, ostentaba gran importancia incluso en el desarrollo cotidiano de las gentes, por lo que cuando los cristianos conquistaron Sevilla, en 1248 por las tropas de Fernando III «el Santo», a pesar de permitir en un principio su uso musulmán, en 1340 deciden convertirla en la parroquia del Salvador. Además, se convino mantener el rango ostentado de segundo templo de la ciudad; y para ello le fue otorgado el carácter de colegiata.

Así este edificio sostendría un uso religioso hasta el año 1671, cuando el paso del tiempo consiguió escribir sobre ella tan fuerte deterioro que obligó a la demolición de la vieja mezquita junto con sus reformas y añadidos cristianos, para levantar en su lugar una nueva iglesia de acuerdo a las técnicas y a la estética del momento.

Su construcción, tal y como la vemos hoy, dio comienzo en 1674 bajo la dirección del maestro de obras Esteban García, finalizando en 1712 a manos del arquitecto Diego Antonio Díaz, tras la importante intervención en ella de Leonardo de Figueroa.

A mediados del siglo XIX la iglesia cambió de rango, pasando de colegial a parroquia, lo cual supuso el comienzo de una nueva serie de obras para adecuarla a su nuevo cometido, perdiendo además parte de su patrimonio artístico. Fue también en este tiempo cuando se concluyeron las tres portadas de su fachada principal, que fueron enmarcadas según el diseño del escultor Diego López en 1889; y solo unos años después, en 1896, se instaló en su frente la verja de hierro fundido como elemento de aislamiento y protección.

Más tarde volvería a ser sometida a un profundo trabajo de restauración que no finaliza hasta el 2008.

Bien de interés cultural, la iglesia del Salvador de Sevilla está catalogada como monumento desde 1985.

Se trata de una gran iglesia de estilo barroco y planta rectangular, en la que sobresale levemente la cabecera; con tres naves de igual altura y pequeñas capillas rodeando la iglesia con corredores por encima. Los soportes son pilares cuadrangulares con medias columnas adosadas; la cruz latina se cubre con bóveda de cañón, los demás tramos con bóveda de arista, y el crucero con una gran cúpula con linterna sobre tambor poligonal. La decoración pone una nota de moderado barroquismo al templo, tanto en la movida hojarasca de los paños interiores como en la fachada monumental, acomodada a la estructura interior del templo, que presenta un pesado frente a la manera de las iglesias contrarreformistas, y sigue el esquema serliano de tres puertas, una por cada nave; con pilastras corintias hasta la cornisa; con ático con aletones y torrecillas en los extremos, siendo sustituido el clásico frontón barroco por una ligera espadaña flanqueada por dos pináculos.

Se grandiosa arquitectura es digna de la enorme riqueza que en ella se encierra, especialmente en cuanto a la imaginería religiosa, en la que destaca la portentosa imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Juan Martínez Montañés, y la del crucificado Cristo del Amor, obra de su discípulo Juan de Mesa; dos de los máximos exponentes de la imaginería andaluza, clásica y barroca, respectivamente.

En la nave de la epístola se sitúan:

Retablo de las “Santas Justa y Rufina”. Realizado por los hermanos Cristóbal y Pedro de la Vega (1730), se encuentra presidido por imágenes titulares del siglo XVIII acompañadas en el ático por “Maria Magdalena”, atribuida al taller de Pedro Duque Cornejo.

Retablo de “Ntra. Señora de las aguas”. Obra de José Maestre (1724) está formado por banco, cuerpo y ático. Se encuentra presidido por imagen titular anónima del siglo XVIII flanqueada por las esculturas de "San Isidoro" y "San Leandro", obras estas de Felipe de Castro.

Retablo de “San Cristóbal”. De estilo barroco del siglo XVIII cuya imagen titular es obra de Juan Martínez Montañés (1597).

Retablo de la “Virgen Milagrosa” de estilo neoclásico del siglo XIV.

Retablo de “Ntra. Señora del Carmen” de principios del siglo XVIII.

Al lado del presbiterio se encuentra el altar de estilo barroco de los “Santos Crispín y Crispiniano”. En su parte superior se encuentran las esculturas titulares del siglo XVII, y en su parte central imagen de la “Virgen de los Dolores” obra del siglo XVIII.

Retablo de la Hermandad del Amor. Presidido por imagen del “Cristo del Amor” es obra de Juan de Mesa (1618-1620). A sus pies, el pelicano, que representa la muerte del Redentor flanqueado por imagen anónima de “Ntra. Señora del Socorro”, obra del siglo XIX y por “Santiago Mayor”, obra del siglo XVII.



En la nave del evangelio se sitúan:

Retablo del “Cristo de los Afligidos”. Obra barroca de Gaspar Gines (1635). Está presidido en el centro por imagen titular anónima del siglo XVII y en la parte inferior urna con imagen de la “Virgen” atribuida a Cristóbal Ramos. En el ático relieve de la "Santísima Trinidad" coronada por San Miguel.

La capilla sacramental. De estilo barroco es obra de Cayetano Acosta (1770) y está decorada por columnas y estípetes. En su hornacina central se sitúa el “Cristo de la Pasión” obra de Martínez Montañés y en el ático "Alegoría a la Eucaristía", se encuentra flanqueado por "San Carlos Borromeo" y "San Felipe de Neri". Estas imágenes pertenecen a la hermandad de la Pasión.

Retablo de "Santa Ana y la Virgen Niña”. Titular realizado por José Montes de Oca de mediados de siglo XVIII flanqueada por esculturas de "San Joaquín" y "San Antonio". En el ático "San Miguel", "San Leandro" y "San Isidoro".

Retablo del “Santo Cristo de la Humildad y Paciencia” de estilo neoclásico de primeros del siglo XIV y titular del siglo XVIII.

Retablo de la “Virgen del Rocío” de mediados de siglo XVIII.

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