El edificio responde al modelo de casa
renacentista, si bien los diferentes avatares y propietarios por lo que ha
ido pasando, han introducido modificaciones que han alterando el tipo,
aún sin perder la claridad de aquel.
La Casa-Palacio de Mañara o casa natal de
Miguel de Mañara, se sitúa en la calle Levíes, con una fachada trasera a la de
Garci Pérez. La fachada principal ocupa prácticamente el rincón que forman
Levíes y San Bartolomé, donde se encuentra, muy próxima, la fachada lateral de
la iglesia parroquial. Se encuentra ubicada en el centro de lo que fue la
aljama o antigua judería de Sevilla. Esta abarcaba el sector comprendido entre
el Alcázar y las proximidades de la puerta de Carmona, es decir, los barrios o
collaciones correspondientes a las parroquias de la Santa Cruz y de San
Bartolomé. La judería se abría hacia el exterior de la ciudad por la puerta de
la Carne, de la cual partía hacia el interior la calle principal, que hoy toma
los nombres sucesivos de Santa María la Blanca y San José y que separaba las
collaciones mencionadas.
El edificio responde al modelo de casa
renacentista, si bien los diferentes avatares y propietarios por lo que ha
ido pasando, han introducido modificaciones que han alterando el tipo,
aún sin perder la claridad de aquel. Está organizada en torno a tres partes
diferenciadas, una zona de carácter noble, una segunda zona de servicio y un
sector para las cuadras. La entrada al palacio se realiza a través de un zaguán
y un patio delantero con un pequeño apeadero con doble arcada, tras el que se
accede al patio central, que constituye uno de los elementos más destacados del
conjunto, con arquería sobre columnas en las dos plantas. Destacan también las
yeserías del patio, diseñadas por Diego López Bueno. En el centro se encuentra
la fuente de mármol blanco, de procedencia italiana, citada anteriormente. En
uno de los extremos, se sitúa la escalera de dos tramos.
Las estancias de la planta superior
distribuidas en torno al patio, presentan techumbre de tradición mudéjar y
tardorenacentista, estando cubiertas en su mayor parte por alfarjes y
artesonados de madera. En los lados menores del inmueble existen dos patios de
carácter secundario, a los que comunican una serie de dependencias de forma
rectangular y cuadrada, con columnas y entablamento de madera.
La fachada principal del palacio se sitúa
hacia la calle Levíes y presenta dos plantas divididas en calles separadas por
pilastras adosadas al muro. El acceso a la casa está localizado en la tercera
calle del lado izquierdo del muro, la decoración exterior se encuentra
complementada por un conjunto de once rejas desiguales en sus formas, que
constituyen un muestrario de la forja sevillana del siglo XVII. La fachada
mantiene una forma irregular ceñida a la sinuosidad y el carácter quebrado con
los que estaba concebido el entorno urbano de la casa.
La portada data del año 1540, se halla
flanqueada por dos columnas de orden toscano, cuyos pedestales están decorados
con relieves en los que figuran escudos de armas cruzados. En el friso,
decorado con ménsulas, alternan bucráneos con máscaras florales. La decoración
pictórica conservada en esta fachada, descubierta en la última restauración,
presenta elementos de muy diversa índole: las pilastras se decoran con
imitación de sillares, mientras que en el resto del muro la decoración es de
ladrillos. En los lugares que falta la ornamentación, ésta se ha completado con
pintura.
Historia
Las primeras noticias que se tienen del
edificio son del siglo XV. Este se construye, por uno de los miembros de la
familia de los Almansa, aprovechando elementos de construcciones anteriores.
Restos de esta primitiva casa mudéjar son los zócalos con pinturas murales del
salón de la planta baja, fechados probablemente en el segundo tercio del siglo
XV.
En 1519 la casa es utilizada como
vivienda por Juan de Almansa y su mujer Constanza de Alcocer. En 1532 encarga,
al taller del escultor Antonio María Aprile da Carona de Génova, las columnas,
balaustradas y solería de mármol con las que decoraría el patio principal.
En 1623 Diego de Almansa, fiscal de Rey
en la Real Audiencia, pone en subasta pública la Casa de Mañara. El gran auge
experimentado por Sevilla en el siglo XVI, atrajo a numerosos extranjeros que
vinieron a buscar riquezas y prosperidad. Uno de ellos fue Tomás de Mañara,
Leca y Colona, que compró en el siglo XVI en 13.000 ducados de plata.
Tomás de Mañara muere en 1648, queda como
heredero su hijo Miguel, quién no heredó las dotes de comerciante de su padre,
dedicándose en los últimos años de su vida a la beneficencia, fue Benefactor
del Hospital de la Caridad y revitalizador de la Hermandad, cuyo fin primordial
era dar sepultura a los ahogados y ajusticiados. En 1674, abandonó su casa del
barrio de la judería para vivir en otra más cercana a la Santa Caridad, donde
muere en 1679.
Durante gran parte del siglo XVIII, esta
vivienda fue alquilada en varias ocasiones por sus herederos, figurando, entre
otros como inquilinos, Pedro Fillot y Manuel Prudencio de Molviedro. En el
siglo XIX, sirvió como cuartel para las tropas del mariscal francés Soult. Concretamente
fue destinada a alojamiento de la escolta del mariscal Duque de Trebiso.
Posteriormente pasó a ser propiedad de
José Vargas Zúñiga y María Josefa Federigi, heredera ésta última del mayorazgo
donde se incluía la casa. En 1916 la Hermandad de la Santa Caridad compra el
edificio por la cantidad de 77.500 pts. A partir de esta fecha el inmueble tuvo
usos muy diversos, todos ellos relacionados con labores industriales, como la
manufactura del corcho, la fabricación de alfileres de latón y la hilaturas de la
fábrica Fabra y Coats. A partir de los años cincuenta y hasta 1970, fue
convertida en escuela pública. Finalmente tras un periodo de abandono total y
tras ser incluido en el Plan de rehabilitación del Barrio de San Bartolomé, se
comenzaron las obras de rehabilitación en 1989, destinándose a sede de la
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía.