lunes, 30 de marzo de 2015

Casa de Pilatos




El Palacio de los Adelantados Mayores de Andalucía, más conocido como Casa de Pilatos, fue construido esencialmente entre los siglos XV y XVI. Situado en el centro histórico de Sevilla, las sucesivas compras de casas y solares por los Enríquez de Ribera permitieron ir agregando salones, patios y jardines hasta convertirlo en el conjunto residencial privado mayor de la ciudad y en el marco ideal en el que desarrollar los nuevos modos de vida y sociabilidad de las élites de una ciudad enriquecida como metrópolis del mayor imperio ultramarino hasta entonces conocido.

Declarado Monumento Nacional desde 1931, este palacio es una delicada síntesis de la tradición gótica y mudéjar de fines de la Edad Media y las innovaciones del Renacimiento, cuya introducción en Sevilla se debe a la privilegiada relación que con Italia mantuvieron los Enríquez de Ribera desde el I Marqués de Tarifa, hasta el III Duque Alcalá.

El edificio tiene fachadas a varias calles y espacios públicos: la calle Caballerizas, la plaza de Pilatos y la calle Imperial, produciéndose el acceso principal desde la plaza de Pilatos. Hacia este ámbito el edificio presenta una fachada en L, en uno de cuyos lados se abre la portada de piedra -vano de medio punto flanqueado por pilastras dóricas, con medallones en sus enjutas y ménsula en la clave-, mientras que el otro tramo presenta una edificación de dos alturas destacando, en el nivel superior, la logia denominada popularmente Ecce Homo, formada por cuatro vanos de arcos de medio punto que apoyan sobre columnas de mármol. Las fachadas a las calles Caballerizas e Imperial tienen un carácter más hermético. Hacia la calle Caballerizas se abren 5 balcones protegidos con guardapolvos de pizarra, mientras que hacia la calle Imperial el palacio se cierra con un muro continuo en el que predominan los paños ciegos, acabando, hacia la plaza de San Leandro, en un tramo en el que se abren vanos regulares superpuestos.

El palacio se estructura en torno a dos patios, el de ingreso y el principal en torno a los cuales, en una y dos plantas se disponen las estancias principales. A ambos lados de este cuerpo principal, ocupando el resto de la parcela, se extienden dos jardines de distintas dimensiones y formalización. El denominado jardín chico, en el lado este y el jardín grande al oeste. En el edificio predominan las cubiertas inclinadas de teja árabe (esmaltadas en blanco y azul en la zona de la escalera).

Patio principal.- La peculiar diversidad estilística de este espacio que reúne armónicamente elementos góticos, mudéjares, renacentistas y románticos, es producto de sucesivas intervenciones sobre un patio rectangular, con eje en la capilla y porticado únicamente en sus lados cortos, construido a fines del s. XV por Pedro Enríquez y Catalina de Ribera. Su hijo Fadrique, el peregrino a Jerusalén, inició su transformación renacentista: amplió sus dimensiones haciéndolo cuadriforme, abrió galerías en sus cuatro costados, sustituyó los pilares de ladrillo por columnas genovesas y colocó en su centro la fuente marmórea adquirida también en Génova. A Fadrique, le hereda, en 1539, su sobrino Per Afán, quien además de enriquecer sus esquinas con las cuatro piezas principales de su colección escultórica (véase nº 4), dispuso en su derredor una galería de bustos de personajes de la Antigüedad que, a modo de espejo histórico, reforzase la idea de continuidad entre la fundación de Roma y el nuevo imperio de Carlos V. Ya en el s. XIX, se introducen novedades al gusto romántico, como la apertura de un acceso en su centro, la sustitución del suelo de barro por mármol y la colocación de nuevos ajimeces pseudo-nazaritas.

Rodeando al patio principal se disponen una serie de estancias descritas, a continuación, siguiendo un recorrido de este a oeste y que presentan, como denominador común, unos paramentos recubiertos de azulejos y yeserías. En la crujía este, entre el patio y el Jardín Chico se dispone el Salón del Pretorio o de los azulejos, de dimensiones rectangulares, techo de casetones mudéjares y portajes de taracea tallada; a continuación se dispone otra estancia de menores dimensiones. El frente norte alberga dos estancias: la denominada Antecapilla o de Descanso de los Jueces y una sala anexa. La Antecapilla es de dimensiones rectangulares y se cubre con una estructura de vigas y tablazón labrados; en sus paramentos destaca la portada de yeserías mudéjares que antecede a la Capilla, considerada la parte más antigua del palacio, por sus bóvedas nervadas y las molduras de la ventana de estilo gótico. A continuación, ocupando la esquina noroeste del patio y sirviendo de tránsito entre dicho patio y el Jardín Grande se abre una estancia sensiblemente cuadrada, denominada Gabinete de Pilatos en cuyo centro se sitúa una fuente octogonal, de azulejos.

En el frente oeste, entre el patio principal y el Jardín Grande se desarrolla una crujía que alberga dos estancias, la Sala de las Columnas, de dimensiones rectangulares cubierta con un techo de alfarje -uno de sus huecos hacia el Jardín Grande, flanqueado por dos columnas, alberga una reja plateresca- y una sala contigua de menores dimensiones. Desde la esquina suroeste del patio se accede a la monumental escalera que comunica las plantas baja y superior del palacio. Tiene un desarrollo de tres tramos, de aproximadamente 3 m. de anchura, y una configuración espacial muy singular; los materiales empleados son: solería de losas de Tarifa, paramentos de azulejos y yeserías y artesonados en su cubrición, destacando la cúpula de media naranja, dorada, de lacerías con pechina de mocárabes que cubre la parte central.

En planta alta, la escalera principal desembarca en un espacio desde el que se accede, por un lado a las estancias privadas y, por otro, a la galería superior que recorre los flancos oeste, norte y este del patio principal, a la que se abren las distintas salas y cuyos paramentos aparecen jalonados de fragmentos de pinturas murales, restos de la que sería la decoración primitiva.

De nuevo fue Fadrique Enríquez de Ribera, quien mandó labrar nuevas estancias en la planta alta cubriéndolas con soberbias armaduras y decorándolas, en 1539, con pinturas murales de las que quedan importantes restos: una serie de retratos de "hombres famosos" de la Antigüedad en la galería y otra, inspirada en Petrarca, del Triunfo de las Cuatro Estaciones. Lugar de reunión de una academia de humanistas del Siglo de Oro, uno de sus miembros, Francisco Pacheco, enriqueció estos salones pintando unos techos para el III Duque de Alcalá. Esta planta recrea hoy los interiores de una casa-palacio exhibiendo piezas de la colección Medinaceli: mobiliario y tapices de la época y pinturas de Goya, Lucas Jordán, Giuseppe Recco, Carreño Miranda, Vanvitelli, etc.

Está considerado como el mejor edificio nobiliario andaluz constituyendo un ejemplo de la arquitectura sevillana del siglo XVI.

sábado, 14 de marzo de 2015

Monasterio de Santa Paula





El Monasterio de Santa Paula se encuentra situado en la collación de San Román, entre las calles Santa Paula, Enladrillada y Pasaje Mallol, próximo al convento de Santa Isabel, a la parroquia de San Marcos y a la de San Román, en un entramado de calles muy cercanas a la antigua calle Real hoy San Luis que comunicaba la puerta de la Macarena con los Reales Alcázares.

El monasterio de Santa Paula se encuentra situado en el extremo de una manzana de grandes dimensiones. Sus huertas ocuparon extensiones considerables en el pasado, en el lugar donde se alzaron, más tarde, las naves industriales de la calle Pasaje Mallol.

El convento fue fundado en 1475, permaneciendo en uso hasta la actualidad, por lo que conserva todos los elementos que componen un convento femenino de clausura, compás, iglesia, portería, claustros, refectorio, enfermería, cocinas, sala de profundis, huertas, etc.

Su estructura es sumamente compleja, como resultado de las reformas que se han realizado en el transcurso de su historia. Se alternan grandes espacios vacíos que sirven de compases, patios o jardines y construcciones de gran porte, contrastando frente a fábricas de dimensión doméstica y configuración laberíntica.

Al convento se accede por dos puertas, una que abre al compás de los locutorios y otra que lo hace al compás principal o de la iglesia. Entre ambas se sitúa la vivienda del capellán.

La primera permite acceder a la puerta reglar, los cuartos de las hermanas porteras, la entrada al museo conventual y la capilla del Sagrado Corazón.
La segunda posee una portada de principios del siglo XVI, construida con fábrica de ladrillo agramilado y presenta un arco conopial y un cuerpo único entre baquetones, rematada por una hornacina de azulejos en la que figura Santa paula abrazada a un crucifijo. Desde el compás al que da paso se accede a la iglesia y a algunas antiguas edificaciones destinadas al servicio.

El interior de la iglesia presenta la típica disposición sevillana de la nave única cubierta por artesonado mudéjar, estructura que se puede encontrar en otros cenobios locales.

La iglesia fue construida entre 1483 y 1489. Su estructura es de cajón de nave única, cabecera plana con contrafuertes en diagonal y coros alto y bajo a los pies. El presbiterio se encuentra ligeramente elevado respecto al resto del templo. En cuanto a la cubrición, la cabecera presenta bóvedas nervadas de tracería gótica decoradas con pinturas murales, mientras que la nave lo hace con un magnífico artesonado de Diego López de Arenas ejecutado en 1623, con lacería, tirantes y piñas de mocárabes. Por último, en la sacristía se conserva una interesante bóveda esquifada mudéjar, montada sobre trompas.

En los muros laterales de la nave de la iglesia se distribuyen una serie de retablos embutidos en grandes vanos de medio punto, distribuyéndose en los paramentos perimetrales una rica decoración de yeserías realizadas por Diego López Bueno entre 1615-1623.

A los pies de la nave se encuentran ubicados los coros alto y bajo, dependencias de gran tamaño y planta rectangular separadas en planta baja por una doble reja de hierro y el la alta por una celosía de madera distribuida entres vanos, uno central de medio punto sobre columnas y dos laterales rectangulares sobre los que se abre un óculo.El coro bajo carece de sillería contando en su lugar con un banco corrido con zócalo realizado por azulejos cerámicos entre 1615 y 1616, realizados por Hernando de Valladares. En el coro alto se encuentra ubicado el museo conventual.

La portada de la iglesia, perteneciente al llamado estilo Reyes Católicos, se finalizó en 1504 y en ella se mezclan los estilos gótico, mudéjar y renacentista, lo que la dota de gran originalidad. Fue ejecutada por el escultor Pedro Millán y el ceramista Francisco Niculoso Pisano y en ella se mezclan el ladrillo agramilado con los arcos apuntados, alfices, flameros, láureas y medallones. La portada, achaflanada y adosada al muro de la iglesia, parte de un vano apuntado abocinado, con decoración en el tímpano del arco central que porta el escudo de los Reyes Católicos. Se encuentra recorrida por baquetones góticos, enmarcado el conjunto abocinado por un gran arco apuntado cuya rosca se presenta decorada con paneles cerámicos entre los que se disponen siete tondos en relieve realizados en el mismo material. Las enjutas de este gran arco también se decoran con azulejos y relieves de ángeles con los escudos de la orden. Por último la portada se remata por un entablamento coronado por una cenefa de azulejos en tonos blancos y verdes sobre la que se distribuyen remates alternados de flameros y cabezas de querubines en torno a una cruz central.Tras la cabecera del templo se encuentra la sacristía interior y lindando con el compás se dispusieron la sacristía de afuera y los confesonarios.

La clausura cuenta con un claustro principal y otro más pequeño conocido con el nombre "patio viejo", que centralizan la vida conventual. El primero es obra de Diego López Bueno del siglo XVII, época en que se amplía el convento como respuesta al aumento de la comunidad de monjas, convirtiéndose en claustro principal en sustitución del patio viejo.
 
Mediante una arquería de cuatro vanos, que emplea arcos de medio punto sobre columnas pareadas, se produce el tránsito entre uno y otro.

El patio viejo es de planta cuadrada levemente irregular, de galerías de arcos peraltados sobre columnas de mármol y enmarcados por alfiz, con fustes anillados, de diversas alturas y procedencias en el orden inferior, aunque de gran armonía. El segundo cuerpo se resuelve de forma desigual ya que un frente presenta balcones mientras que los restantes arcos de medio punto enmarcados por alfiz sobre pilares ochavados. Alrededor de él se distribuyen el refectorio, diversas celdas y el área de cocinas y procuración. Desde este patio se puede acceder a la enfermería, a diversas celdas, al refectorio y al callejón de las Gracias. El refectorio es una nave alargada ampliada recientemente, añadiéndosele una cabecera poligonal que penetra en el patio de Santa Paula.


Mediante una arquería de cuatro vanos de medio punto sobre columnas pareadas, se pasa del patio viejo al patio grande. Éste presenta planta cuadrada y doble arquería con columnas de mármol sobre las que apoyan arcos de medio punto, con capitel de castañuelas y cimacio en el inferior y capiteles toscanos en el cuerpo superior. Alrededor de él se distribuyen la enfermería, la iglesia, el despacho de la abadesa, las capillas de la Bendición y del Señor de la Corona, y la sala capitular.

Este claustro recibe perpendicularmente a su ala norte una larga sala rectangular, cubierta con bóveda de cañón, donde estaban los antiguos dormitorios bajos y altos. La pieza divide los grandes espacios libres al norte del monasterio: el jardín de Tiberiades y el de la Tebaida, y que en la actualidad se utiliza como sala de labor y estudio abajo, mientras que arriba tiene celdas dormitorios individuales.

El perímetro del monasterio se reserva para espacios auxiliares de menor entidad arquitectónica: almacenes, lavaderos, ropería, algunas celdas dispersas, sin olvidar el antiguo noviciado, con estructura diferenciada de casa.

Datos históricos
En Enero de 1473 el Papa Sixto IV concedió la bula fundacional de un monasterio a doña Ana de Santillán y Guzmán, ilustre dama de la nobleza que tras enviudar de su marido el jurado don pedro de Ortiz y perder a su única hija, decidió en 1469 recogerse en el emparedamiento o convento de San Juan de la Palma. En su retiro concibió la creación de un convento de clausura para la Orden de San Jerónimo bajo la advocación de Santa Paula, para la cual entregó unas casas de su propiedad en la collación de San Román, a las que se agregaron otras cercanas que fue adquiriendo la comunidad.

El 8 de junio 1475, se bendijo la iglesia, trasladándose al nuevo cenobio la fundadora y un grupo de doce monjas. Unos años después, en 1483 doña Isabel Enríquez, marquesa de Montemayor, viuda de don Juan, Condestable de Portugal, y amiga de la fundadora, promovió la edificación de la actual iglesia. En los muros laterales de la cabecera conservan los sepulcros del condestable, de doña Isabel y de un hermano de ésta, con sus empresas heráldicas en que se combinan las armas de los Enríquez y de Portugal.

Posteriores reformas y ampliaciones se sucedieron con particular intensidad en los siglos XVI y XVII, adquiriendo su configuración actual donde se mezclan estilos diversos.

El monasterio de Santa Paula fue el primero de la ciudad de Sevilla que recibió la declaración como Monumento Histórico, hecho que se produjo durante la Segunda República.

A finales del siglo XX el convento se ha visto sometido a numerosas obras de restauración y adaptación, entre ellas las relacionadas con la apertura del museo conventual, único instalado en una clausura sevillana.

sábado, 7 de marzo de 2015

El Castillo de San Jorge




El castillo de San Jorge fue una fortificación medieval construida en el margen Oeste del río Guadalquivir, en Sevilla, que fue usada también como sede y prisión de la Inquisición Española. Se encuentra en el barrio de Triana. Junto al mercado de abastos se encuentra el Callejón de la Inquisición, que formaba parte de la fortificación y que en la actualidad comunica la calle Castilla con el paseo Nuestra Señora de la O.

Sus orígenes son antiguos pero inciertos, quizás de la época visigoda, cuando se levantó en el lugar algún tipo de construcción de tipo defensiva para la ciudad.

En 1.171, Abu Yacub Yusuf, rey de Sevilla, mandó construir el puente de barcas amarrando las gruesas cadenas a los muros del castillo. Durante casi siete siglos fue la única comunicación de Sevilla con Triana, el Aljarafe y la Sierra Norte. De sólo siete años más tarde son las noticias ciertas sobre este castillo, que refieren su ataque al mando del infante don Sancho. No obstante, sería finalmente el rey Fernando III quien, con la ayuda de la flota de Ramón Bonifaz que rompió las cadenas y con ello la barrera del puente, el que conseguiría su toma y ocupación, junto con la de toda la ciudad, cuando ésta cayó en poder de su ejército de reconquista en el año 1248.

El castillo, tras esa fecha y hasta el año 1280 perteneció a la Orden Militar de San Jorge, y fue sede de la primera parroquia de Triana. A partir de entonces, y hasta casi la mitad del siglo XV su gobierno estaría reservado a los sucesivos alcaides asignados para ello, personajes de gran relevancia, dado el alto valor defensivo que suponía este castillo para Sevilla. A partir de 1450 su importancia como elemento defensivo iría disminuyendo con los años, siendo abandonado hasta que en el año 1481 se estableció en él la sede de la Inquisición.

La pesquisa secreta -la verdadera inquisición- se llevó a cabo en el castillo de Triana: allí eran metidos los reos, donde el Tribunal los sometía a interrogatorio y en su caso a tormentos; allí también aguardaban su ejecución los relajados al brazo secular. La burocracia inquisitorial no dispuso de mucho espacio en el castillo: consta que los inquisidores Corro y Monte tuvieron ásperas diferencias por una camarilla, prueba de que apenas había holgura para rebullirse; y provocó envidias el despacho unipersonal del notario Domingo de Azpeitia. La cárcel era malsana, por húmeda o por calurosa, dependiendo del piso donde tocara la celda.

Esta institución se mantuvo en este lugar hasta 1626, año en el que lo abandonó por el continuo deterioro de sus muros debido a las fuertes crecidas con que a veces arreciaba del río, siendo concedido entonces al Conde Duque de Olivares, que se ocuparía de su reparación y cuidado y de la vigilancia sobre las mercaderías realizadas a sus puertas; y sólo hasta 1639, año en el que volvió a ser sede de la Inquisición hasta su marcha definitiva en 1785.

Posteriormente se donó a la ciudad el castillo para que pudiera abrir un paso desde el Altozano hasta la calle Castilla, levantando casas a ambos lados, para lo cual se demolieron sus dependencias, quedando parte de él en solar.

En 1823 se instala en el solar del Castillo el Mercado de Triana, que ha seguido en funcionamiento hasta la actualidad con sucesivas reformas. Bajo el Mercado se llevaron a cabo numerosas excavaciones arqueológicas, que concluyeron en la necesidad de musealizar los restos.

Convertidos sus restos en un centro de interpretación y museo de la Inquisición, sobre las ruinas se edificó el actual mercado de abastos de Triana.


En 2009 el Ayuntamiento de Sevilla inaugura el proyecto del Castillo de San Jorge, creando así un centro de interpretación, el Centro Temático del Castillo de San Jorge sobre la opresión religiosa, social y cultural que ejercía el Tribunal de la Inquisición, instaurado en Sevilla por los Reyes Católicos. Este museo se ha ubicado en los restos de la cripta del castillo, situado en el Mercado de Triana.

El Centro dispone de una sala sensorial donde, gracias al juego de videoinstalaciones, se recrea la atmósfera de indefensión de las víctimas y abusos de poder de los inquisidores. En la parte inferior, el recorrido transcurre hacia la antigua barbacana por una pasarela desde la que se pueden observar los restos arqueológicos conservados, como el pavimento de las calles que conducían al puente de barcas, la vivienda del notario o la sala de Audiencias.

El recorrido termina en el panel de las víctimas, instalado sobre el muro de la antigua cárcel, con el relato de diversos casos reales.